viernes, 11 de mayo de 2012

Analía Szuldman y su reseña a mi libro El Hotel de la Danza.

I En un plato había un racimo estrecho y compacto de color violeta opaco mordí una uva por la mitad adentro había tres o cuatro pepitas del tamaño de un diamante.
II Vibró la casa como si a metros hubiera una playa baja primero el viento, la copa de los árboles después el goteo sobre el toldo, el balde rebalsando, los pájaros acurrucados la bruma azul y la boca salada.
III Me deslicé pesadamente sobre la silla de madera y acerqué mis pies a sus sandalias me sonrió descubriendo esos dientes tan parejos, más bien cuadrados en esos momentos parecía un cachorro las arrugas alrededor de los ojos no permanecían la piel ni siquiera las recordaba.