viernes, 21 de octubre de 2011

Mi Abuelo Perico

Con 94 años cumplidos falleció mi abuelo Pedro en su casa de Chascomús, ubicada enfrente a la plaza más linda y arbolada de ese pueblo y del mundo. Rodeada de boulevares bien grandes y generosos para entrarle a las caminatas circulares. Esa casa ahora tiene de única dueña a la mujer más egoísta del pueblo. Escuché de alguien en su velatorio que murió tranquilo durmiendo y que lo último que pidió es algo relacionado con sus gatos, que había como tres en su casa. Mi tía Masita se los llevaba flacos y enfermos desde la calle y él puteaba al principio, pero después terminaba encariñándose con todos y entonces les cocinada carne desgrasada y los acariciaba todas las tardes en la sastrería y ellos se quedaban con él, durmiendo en la mesa de su sastrería, buscando siempre sus manos y sus fuertes y decididas palmadas.
Mi abuelo nació el 4 de mayo de 1915 y eran once hermanos en esa familia, todos hijos de los mismos padres pobres inmigrantes. Pude despedirlo en varias oportunidades y esa última vez, viaje con mi hermano, su novia y mi viejo en el auto que maneja mi viejo pero que todavía está a mi nombre. Fuimos charlando en la ruta y recordándolo y cada uno se acordaba de algo gracioso y al mismo tiempo muy doloroso y patético de sus últimos años.

Conservo guardados dos diarios viejos del pueblo y en donde mi abuelo salió homenajeado en sus tapas: Uno del cronista de allá que dice DON PEDRO CANGGIANELLI, 85 AÑOS, de profesión sastre y el otra, del diario “el imparcial” que dice en la tapa, sólo en negritas Don Pedro Canggianelli: Integridad de “buena hechura” que las comillas no son mías y mucha felicidad “a medida”.
En la última, citan a mi abuelo contando sobre su vida, sus tres hijos, sus nietos y sus comienzos en el oficio de sastre y, con recuerdos de 70 años atrás como el de, los 17 sastres que contaba que, habían en el pueblo y por el año 55 y que ya no están más físicamente salvo él, que aclaraba, que su especialidad eran los trajes, sobretodos y pantalones todos hechos a medida y que, el factor fundamental que consideraba para ser buenos en eso era, el corte.
El asunto pasa por cortar bien la prenda. No se puede cortar mal, se arruinaría la prenda, y sería lamentable eso, porque significaría la pérdida de la prenda.
En una parte de la nota, le preguntan por su mejor traje y responde que obviamente es el traje de casamiento de su hijo, mi viejo, que sólo se casó por civil y se recibió de ingeniero y casi no guarda ni una foto de esos eventos de traje. Charlando ayer con mi viejo también me contó de un traje hecho por el abuelo, de tela de abrigo y cruzado, para que sea más abrigado, que le llevó de sorpresa cuando vino a buenos aires a despedirlo antes de irse Paris a estudiar y vivir unos meses con nosotras a Francia.
En otra, le piden una reflexión final en la nota y dice muy convencido: “en la vida tenemos que ser solidarios. Lo importante no es amasar fortuna. En mi caso viví para la familia. Tuve la suerte que con mi trabajo y, le di estudios a mis hijos”(...)
Me deja eso y también la forma en que cuidaba a mi abuela Juana y nos miraba a nosotros y a todos los niños en general. Disfrutó bastante de sus seis bisnietas mujeres pero se quedó con ganas de ver un varoncito bisnieto con su apellido y de la proyección que él veía en eso.
Fue uno de los tres fundadores de los Bomberos Voluntarios del pueblo y un abuelo cariñoso y genial. Una vez en la Laguna, me pidió que me corriera para un costado (que le despeje la vista) así podía ver bien caminar de espaldas a mi hermano, que se iba a comprar mediaslunas para merendar en el parque.
Puteaba en forma increíble y tenía siempre algo irónico o sarcástico para responderme de las boludeces que yo le preguntaba cuando empezábamos a charlar.
Su cuarto quedó rodeado de fotos enmarcadas, de su casamiento, de sus hijos y de sus nietos. La mía de niña no estaba. Masita o alguien que limpiaba ahí la había quitado y también en su lugar alguien había puesto un cuadro bastante alegre y pintado con acrílicos justo por mi vieja, bastante decorativo y de los primeros de ella, pero no estaba la foto mía por ningún lado. En ese viaje yo quería llevármela, pero no pude.
Me quede pensando con otra cosa, muy secreta pero de lo más especial y recordable
que es la forma en que me miraba fijo al pescarme mirándolo.
http://youtu.be/j4tmVYhXmWc